Santa Cruz de Tenerife se planta ante la contaminación atmosférica gracias a la movilidad inteligente
La ciudad adopta técnicas de ‘smart city’, como zonas de bajas emisiones, electrificación del transporte público, carriles bici y plataformas tecnológicas, para reducir el tráfico y los niveles contaminantes.
Por Patricia Ruiz Guevara.
Por las carreteras de todo el planeta circulan más de 1.440 millones de vehículos, según la agencia Hedges & Company, especializada en automóviles. En España, 2021 cerró con 32.597.487 coches activos de acuerdo al Fichero Informativo de Vehículos Asegurados. Son muchas máquinas rodantes emitiendo dióxido de carbono y contribuyendo a la contaminación.
¿Qué sucede si a estas emisiones del tráfico le añadimos un problema de contaminación natural? Es el caso de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, cocapital de las Islas Canarias, que tiene que enfrentarse a los vientos cálidos y polvorientos procedentes del norte de África, un fenómeno atmosférico conocido como calima.
“La calidad del aire en Santa Cruz es buena la mayor parte del tiempo. Pero en hora punta suben ligeramente los valores de dióxido de nitrógeno, y en los episodios de calima son las partículas PM2,5 y las PM10 las que alcanzan cifras más incómodas para la respiración, solapándose ambos fenómenos”, detalla Juan José Martínez, responsable de proyectos estratégicos del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
Por eso, dentro del reto de convertir a la ciudad en una urbe climáticamente neutra, Martínez subraya la necesidad de innovar en estrategias de movilidad. Para ponerle la señal de stop definitiva al problema de la calidad del aire y convertirse en una smart city, Santa Cruz de Tenerife ha trazado un plan con diferentes técnicas inteligentes que se encuadran dentro del proyecto europeo IRIS Smart Cities del que forma parte.
Electrificación, digitalización y zona de bajas emisiones
Ya hay medidas en marcha y otras ideas en el horizonte. Una de ellas es la electrificación del transporte urbano, con el aumento de guaguas (autobuses) sostenibles, destaca Martínez: “Desde el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se han invertido cerca de 14 millones de euros en la compra de 32 vehículos eficientes; 21 híbridos y 11 eléctricos”. También se ha avanzado para hacer la flota de vehículos municipales no contaminantes y se han implantado puntos de recarga de vehículos eléctricos en diferentes ubicaciones.
Otra realidad es la creación de una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) en el centro de la ciudad, destinada fundamentalmente a tránsito peatonal y que quieren implantar de forma inteligente. “Trabajaremos en el desarrollo de tecnología de acceso a la ZBE mediante cámaras inteligentes, regulación de tráfico, gestión inteligente de carga y descarga y nueva planificación y refuerzo de las líneas de transporte público”, detalla Martínez.
Para digitalizarlo, se quiere crear un Centro de Control Integral que aglutine todos los elementos de gestión de la movilidad en una única plataforma smart city. “En breve se dispondrá de una solución tecnológica basada en herramientas de código abierto que integrará la monitorización y control en tiempo real de la ZBE, el alumbrado público, aparcamientos, recarga de vehículos eléctricos y gestión de los niveles de contaminación y ruido”, enumera el responsable de proyectos estratégicos del ayuntamiento.
A esto le acompañan otras acciones como la peatonalización de calles y el desarrollo de carriles bici, que conecten la mayor parte de los distritos de la ciudad así como entornos escolares, explica Diego Broock Hijar, gerente del Clúster de Construcción Sostenible (CCS), plataforma socia del proyecto IRIS.
Además, también se acometerá una regulación de los aparcamientos, ya que “Santa Cruz es la única capital de provincia que no tiene aparcamiento regulado, lo que hace un efecto llamada en el centro y se genera más tráfico y agitación”, detalla Broock. Unido a esto, se crearán aparcamientos disuasorios en la periferia de la ciudad “para que desde ahí los ciudadanos se muevan en tranvía, guagua, patinete o bicicleta gracias a la red ciclable y a corredores de carril bici”.
Dentro de la electrificación del transporte urbano, también se ha invertido en tranvías eléctricos alimentados con energías renovables. Fuente: IRIS Smart Cities Project.
Siguiendo la luz de las ciudades faro
Como (casi) todo está inventado e inspirarse siempre es una idea eficiente, dentro del proyecto IRIS están las llamadas “ciudades faro”, que hacen de guía para otras ciudades inteligentes. Niza (Francia), Gotemburgo (Suecia) y Utrecht (Países Bajos) son las tres urbes con experiencia que sirven como ejemplo, y la última es la que arroja más luz sobre Santa Cruz de Tenerife.
“Nuestro punto de referencia en cuanto a movilidad eléctrica es Utrecht, porque tiene una electrificación de su flota muy adaptada. También nos han orientado sus experiencias con los carriles ciclables para que automóviles, bicicletas y vehículos de movilidad personal convivan de forma segura. El proyecto IRIS nos ha ayudado a aprender y quitarnos miedos, ahora estamos adaptando nuestra realidad a esas soluciones”, resume Broock de CCS.
La ciudad, con más de 245 kilómetros de carril bici, es un paraíso para los ciclistas, y además el número de coches eléctricos y de estaciones de carga instaladas en Utrecht es de los más altos de los Países Bajos.
Carriles personalizados y garajes para bicicletas son algunas de las medidas a favor de este medio de transporte en Utrecht. Fuente: IRIS Smart Cities Project.
Posibilidades infinitas, sin olvidar las soluciones de a pie
Todas estas ideas revelan un potencial que puede explotarse aún más. Por ejemplo, para May López, asesora de movilidad y sostenibilidad y directora de Desarrollo en Empresas por la Movilidad Sostenible, la conectividad de cualquier tipo de vehículo y del peatón con el smartphone permite la optimización de la movilidad: “El nuevo diseño de las ciudades pasa por la movilidad multimodal donde garanticemos los desplazamientos de la forma más eficiente. Para ello, será clave conectar los distintos medios de transporte entre sí y con la ciudad”.
Paula Mèlich, consultora de Smart Cities & Agenda Urbana en i2CAT Foundation, recuerda que ya existen soluciones tecnológicas para ello: “Las smart cities cuentan con Sistemas Inteligentes de Transporte (ITS, en inglés) que facilitan una gestión del tráfico inteligente y eficaz, conectando los usuarios de la vía, los sistemas de transporte, las infraestructuras y otros agentes externos en tiempo real”. Esto supone un impacto positivo en ahorro de tiempo y económico y en reducción de emisiones de CO2.
No obstante, la movilidad no solo tiene que ser inteligente y digitalizada: también debe ser sostenible e inclusiva. “La solución a los problemas de movilidad no pasa solo por sensorizar las ciudades y electrificar los coches, sino que se necesita pensar más allá e impulsar los viajes no motorizados, aumentar el transporte público de calidad y facilitar la multimodalidad”, dice Mèlich, y López coincide: “No debemos perder de vista el objetivo final: ganar espacio para dar prioridad al peatón, la bicicleta y ofrecer muy buenas alternativas de transporte público”, algo clave para ciudades como Santa Cruz de Tenerife, “con un gran potencial de energía renovable y donde los trayectos se pueden cubrir fácilmente con vehículos eléctricos”, considera la asesora de movilidad.
Si se cede el paso a formas más eficientes de transporte y se acompaña de las soluciones inteligentes planteadas, se conseguirá poner en verde el semáforo urbano de la mitigación de emisiones y la reducción de la contaminación.